Un paseo mañanero

Caminaba lentamente por los bosques de Foks, la verdad es que tenia curiosidad por pasear de nuevo por ese lugar. La razón era simple, este bosque era mas frondoso que el de La Push y aunque a mi padre no le hiciera demasiada gracia, ¿porque no iba hacerlo?, solo era un simple paseo... la verdad es que comenzaba a hartarme un poco de los pensamientos de mi padre... esas supersticiones estupidas, total, son simple leyendas.

Me encontré al lado de un gran arbol donde apoyé mi espalda para descansar un poco, no sabia cuanto rato habia estado andando, pensaba en... si, puede que mi mente ahora estaba inundado con el rostro de Bella, es que su vuelta me habia pillado por sorpresa, y me sentia algo nervioso, pero debia tranquilizarme.

Estiré mis brazos para relajarme, a la vez que recogia mis cabellos en una coleta, con tanta caminata sentia calor.

Seguia caminando por le bosque, lentamente, escuchando simplemente el sonido de mis pasos, el crujir de algunas ramas que yacian en el suelo y el cántico de algun que otro pájaro que revoloteaba por el lugar. El dia era estupendo, solo que, como era de costumbre en Forks la espesura de la niebla del lugar impedia que el sol entrara, y menos aun en el bosque gracias a las grandes copas de los arboles.

Hundí mis manos en los bolsillos cuando me detuve en seco, no sabia desde cuando tenia el oido tan fino, pero juraria que habia escuchado algo tras de mi, el sonido de algo caer en el suelo, algo no muy pesado pero suficiente para hacer aquel efecto sonoro.

Lentamente me giré, entrecerrando mis ojos para observar con mejor exactitud. Pude de una figura humana entre los arboles, mas cercana a uno de ellos, por lo que giré mi cuerpo totalmente. Pude observar que era una figura femenina, por sus distintivas curvas, pero realmente desconocia su identidad por lo que me fui acercando lentamente, tal vez era alguien que se habia perdido.

- ¿Hola? Se ha perdido?- dije educadamente por si la identidad de esa persona pertenecia a alguien de mayor edad que yo en consideracion.

Una voz totalmente desconocida habló, una voz de mujer cuyo timbre parecia juguetón o eso es lo que parecia, pero tenia que tratarla con cautela, podria ser una mala interpretacion por mi parte.

Finalmente pude verla perfectamente, nunca la había divisado con anterioridad, su piel era pálida y unos ojos de un color que no pude determinar desde la lejanía, lo que si era visiblemente hermoso eran sus cabellos que caian como cascadas a cada lado de sus hombros, era una mujer bastante hermosa, pero habia algo en ella que no me hacia confiar, y aun mas al comprobar que conocía mi nombre, me extrañé y eso hizo que frunciera el ceño levemente.

- ¿como sabes mi nombre?, ¿quien eres?- Dije seguidamente, sin responder a la pregunta que me habia planteado.

La chica se rió de mis preguntas, no me enfadó, simplemente incrementó aun mas mi confusión, aunque algo turbada por la musica de su risa, era extraño, era como si nada de lo que dijera aquella mujer sonara mal aunque dijera algo indebido.

Mis ojos se abrieron de par en par mostrando aun mas los orbes azabache que adornaban mi rostro, viendo como con una extrema habilidad, pero a la vez con naturalidad bajaba de la altura del arbol sin despeinar su brillante y larga melena que cayó elegantemente tras su espalda, ¿como era posible que hiciera algo asi?.

Me mantuve alerta, pero sin hacerla ver que sentia un poco de desconfianza hacia ella. Se presentó por fin... Rosalie Lillian Hale... "Hale"... ¿de que me sonaba ese nombre?, era dificil que yo supiera demasiado sobre ella, ya que en La Push conociamos solo a la gente de alli mismo, de la reserva, y bueno, algunas cosas que mi padre contaba con ciertas ganas para advertirnos. Su voz en esta ocasion parecia mas agresivo, algo por lo que me extrañé aun mas, que motivo tendria para actuar de ese modo?.

- Un placer Rosalie... me presentaria pero parece ser que me conoces, eso me hace recordar que no respondiste a mi pregunta...- Dije alzando la mirada, notando como poco a poco se iba acercando mas a mi, viendo que estabamos a la misma altura. -No te temo, no tengo porque hacerlo no?- Dije esbozando una pequeña sonrisa.

Mi ceño se frunció entonces con mas esfuerzo, el haber nombrado a mi padre ya era algo que se salia de mi límite de paciencia y tranquilidad, haciendo que éstas dos se desvanecieran dejando paso a la inquietud y eso se podía notar en mi rostro lleno de confusión, desconfianza.

-¿Conoces a mi padre?... no es común que alguien de Forks tenga datos sobre las familias de la reserva, alguien te ha tenido que contar eso, ¿eres familiar o amiga de los Swan?- dije con la voz quebrada, implementando la voz y a la vez dando un paso hacia atrás a la vez que veia que ella daba un paso al frente.

No contesté a su absurda pregunta sobre si me perdí, apostaba el coche que estaba terminando de hacer a que sabia perfectamente que no me habia perdido, solo que le gustaba sentirse interesante y misteriosa, lo peor de todo... es que lo estaba logrando.

Un nudo en la garganta se me formó el nombre de Bella, la chica que en aquellos momentos me traía de cabeza, su vuelta me había hecho estar pensativo muchos días y noches con la incertidumbre de verla mas a menudo, pero tenia cierto temor a ser demasiado pesado. Esa mujer la conocía, y seguía con el mismo timbre de voz juguetón del cual ya no resultaba tan embriagador, comenzó a enfadarme pues estaba jugando conmigo.

No me importaba que dijera que mi padre no era importante allí, en Forks, mejor que mejor, él estaba demasiado ocupado en La Push con sus cosas como para preocuparse por ese lugar, el cual solo visitaba para ir a casa de Charlie a ver algún partido. Su voz se volvió agresiva, no sabia que tenia contra mía, no nos conocíamos y me parecía amenazante su forma de hablar. Yo por respeto no quería responderla mal, ademas siendo una mujer ... me negaba.

Entonces hubo una palabra que si que me sonaba... "Cullen"... claro, eso me sonaba mas, mi padre me había contado leyendas sobre ellos y también sobre nosotros, unas leyendas totalmente absurdas pero que poco a poco con la presencia de esa mujer estaban teniendo algún tipo de significado...

De oídas... - Dije dejando una leve pausa. -Pero dime a que estas jugando? ¿porque actúas así?, responde.- Dije quedándome totalmente quieto, no iba a retroceder mas, esperaba a que ella se acercase mas y mas, como si fuese una fiera que acechaba a su presa.

La mujer dio un cierto suspiro aun continuando su risa, burlándose de mi, de mis inquietudes y confusiones, era realmente cruel, se divertía a mi costa, y yo no podía hacer nada, por culpa de mi buena fe y por respeto a una mujer, pero fue entonces cuando un rápido movimiento me heló el cuerpo. Fue veloz, tan veloz como una bala, haciendo que varios mechones de mis negros cabellos se desprendieran de su estado normal y me despeinaran levemente, haciendo que levantase las manos para volverlos a colocar debidamente, miré a mi alrededor con los ojos bien abiertos, totalmente alerta hasta que oí de nuevo su voz detrás de mi, en forma de susurro, quedándome totalmente quieto.

Me dijo algo que me hizo reaccionar simplemente tragando saliva, esa misma pregunta... eso mismo le había dicho yo a Bella en aquel paseo por la playa unos días tras, cuando le conté la tonta leyenda que contaba mi padre... una leyenda que hablaba de los Frios, los bebedores de sangre que poseían grandes poderes, entre ellos la... la...

- Velocidad... -- Murmuré.

En ese preciso instante me giré bruscamente hacia la mujer, dando tres ligeros pasos hacia atrás mirándola amenazante, pensando en que esa historia no podía ser real, porque si fuese así, yo seria una criatura, un lobo, y no era así, yo era humano, igual que ella debería serlo, pero sus habilidades lo superaban...

Me sentia desprotegido, hubiera deseado que esa historia fuese verdad para reclamar el espíritu de mi lobo y romperla en pedazos si era cierto todas esas historias de niños.

- Creo en la realidad- Le dije en forma tosca y ruda, frunciendo el ceño y mirándola con enfado.

Queria pensar que aquella mujer estaba loca, eso es, no estaba muy cuerda que digamos y la locura había hecho mella en ella, tanto que se creía una mujer con super poderes o algo así, o que se creyera una... "fria". Mis ojos la inspeccionaron de arriba abajo, su piel era extremadamente blanca, pálida, una piel que podría corresponder perfectamente a una persona humana pero... tenia que comprobar otra cosa.

Su juguetona voz me amenazaba, diciendo que no me haría nada por el momento, si era cierto lo que era, tenia que huir de ese lugar antes de salir herido y hablar con mi padre, anunciarle que era cierto, que me perdonara por no creerlo en su debido momento. En un rápido movimiento me atreví a avanzar hacia ella y con cierta fuerza sujetar uno de sus brazos que colgaban a uno de sus lados, comprobando como la piel que la sujetaba se enfriaba rápidamente, tanto que la sentía helada...

Estaba gélida, fría, tan helada como un iceberg, mi mirada se centró en sus ojos de color dorado, antinaturales y penetrantes, en ese preciso momento la solté con brusquedad, sin intencion de hacerla daño... por el momento ya que no tenia posibilidad alguna contra un ser semejante.

En esa ocasión no le dije nada, no quería conversar mas con ella, aun me negaba en cierta manera que fuese verdad, que... esa mujer estaba tan fría porque su temperatura era así pero... ¿me estaba volviendo idiota?, era totalmente exagerado, no era normal. Me giré rápidamente en dirección contraria para echar a correr y salir de allí. No era cuestión de cobardía, era cuestión de sobrevivir si iba a atacarme.

Corrí rápidamente, notando como mi respiración se agitaba y mi corazón golpeaba con fuerza mi pecho, no quería mirar atrás pero inevitablemente lo hice y me sorprendí al ver que no me estaba siguiendo, pero en ese preciso momento sentó como me sujetaban del brazo y mi cuerpo ascendía rápidamente hasta quedarme a unos 5 metros de altura, quejándome levemente del tirón que me había dado.

Mis piernas se agitaban al igual que intentaba forcejear para que Rosalie me soltase, sabia de sobras que la caida me doleria, pero mejor eso que ser mordido por un ser tan despreciable como ella.

Alcé la mirada con dificultad, sin preocuparme que algunos cabellos entorpecieran mi vista ya que se habían volcado en mi frente, despeinándose levemente, aunque la miraba con infinita furia y totalmente a la defensiva.

-Sueltame de una vez maldita seas!, no... no sabes que estas haciendo!- Dije intentando zafarme de ella, pero su mano estaba totalmente incrustada en mi brazo, dolía.

- ¿Acaso... Acaso quieres romper el tratado?!- Dije finalmente clavando mi mirada en la de ella, seriamente y amenazador, era probable que al decirle eso me soltase, si era cierto esas historias que por cada momento estaba mas convencido me tendría que soltar o la guerra entre vampiros y licantropos volvería y el pacto se romperia.

Seguí forcejeando inutilmente, no podia desprenderme de la presa que me tenia hecho en mi brazo, sintiendome incomodo y notando como mi hombro poco a poco debido al peso se hacia cada vez mas daño. Ella seguia con su sonrisa divertida intentando darle la vuelta a la tortilla a mis amenazas.

- Me da igual si lo sabe, prefiero que me castigue o me regañe durante un buen rato que ceder ante ti, maldita chupasangre- Dije con furia, mirando de vez en cuando al suelo, que lo veia lejano aunque solo fuera 5 escasos metros, pero no me asustaba, queria caer y seguir huyendo, pero claro, no tendria resultado hasta que Rosalie lo desara.

- Sueltame, comienzas a hacerme daño, y eso ya es saltarse el tratado y mas siendo un Quileute- Dije entre jadeos, sintiendo como me faltaba el aire ya que me estaba esforzando demasiado a desprenderme de ella, pero me daba lo mismo, quería salir de allí.

Si no me sueltas ya, te la veras conmigo, puedo convertirme en un monstruo ahora mismo y clavar mis fauces en ti!- Le gruité amenazandola, yo sabia que no podía transformarme, lo veía tan... irreal, pero... ¿y lo que estaba sucediendo? no era tambien fantástico e ilogico?, además si ella creía fielmente en la historia... ¿porque no iba a creer en mi posible transformación?

No habia funcionado aquella mentira contra Rosalie, tenia razón, en cuanto hubiera sentido que ella era una chupasangre simplemente hubiera saltado sobre ella y con mis fauces la hubiera descuartizado en seis, siete, ocho, nueve trozos y mas si pudiera... Ughh no me gustaba comportarme ni pensar con tanta violencia, no era propio de mi, pero la furia que sentía me hacia hervir la sangre.

Finalmente me bajó del árbol junto a ella, y en cuanto sentí mis pies en el suelo intenté soltarme dando un brusco tirón de mi brazo, notando como el hombro lo tenia algo dolorido.

No se como te atreves hacer esto. ¿te divierte "asustar" a los humanos?... algunos de tu familia no se sentirían muy orgullosos de ti.

Levanté la vista hacia ella cuando dejé de inspeccionar mi brazo, pronto se me pasaría aquel forcejeo por lo que no tendría que preocuparme. Parecia que le gustaba asustarlos... me parecía absurdo y cruel, pero bueno, en cierto modo me sentía aliviado de que yo fuera al unico que por el momento había asustado, no quisiera que cualquier otra persona pasara por lo mismo.

- Deja a los humanos tranquilos- Le dije frunciendo el ceño, y recogiendo mi larga y oscura melena en una coleta pues tras toda la carrera y el forcejeo me sentía acalorado, también por la tensión que había sentido y la que sentía.

- ¿Porque has empezado conmigo?, ¿te disgusto en especial modo o simplemente sientes envidia?- Dije encarandome aunque echándome a la idea de que tendría que irme ya, no tenia que arriesgarme a provocarla, ahora que me había soltado era el momento de marcharme, pero no huir ni correr, sino con tranquilidad, parecía ser que Rosalie ya había saciado su sed de diversión conmigo.

Su risa digna de convertirse en una melodía me hizo estremecer de mala manera, estaba realmente satisfecha así que podría estar tranquilo, ya estaba conforme, me di cuenta que era una mujer, bueno... una vampira muy caprichosa. Me extraó cuando dejó de reir cuando me preguntaba con enfado eso de que sentia envidia, eso me hizo darme cuenta de algunas cosas.

Tras un rapido movimiento en el cual no reaccione, se despidió de mi como un juguete... no me gustó nada eso, pero bueno, ¿de que serviria discutir con ella?, de nada, y la vi marchar a gran velocidad, dejando un surco de hojas en el tramo, y riendo, como de costumbre.

Me quedé mirando su salida, esperaba que la próxima vez que se vieran todo fuese muy distinto. Tal vez había logrado hacerla pensar sobre si misma... tal vez no sentiría envidia de que tuviera mas pelo que ella, já, algo bastante gracioso, pero sí en otro sentido.

Finalmente dando un gran suspiro decidí irme de allí a paso ligero, tenia que informar en casa.